Hora de hacer travesuras

El prestigio de Omar Narváez tendría una buena prueba ante un rival de categoría internacional

Se acerca la medianoche en el Nuevo Palacio Aurinegro de Puerto Madryn. Los horarios de transmisión televisiva hacen predecible el horario de comienzo del combate estelar, y por eso el ambiente se electriza cada vez más con el paso de cada minuto. La pelea ansiada por todos está a punto de comenzar, y la espera por los dos diminutos púgiles que habrán de disputarla va a culminar de un momento a otro.

De repente, el griterío general indica que uno de ellos ha subido al cuadrilátero. El destello de un par de vistosos pantalones plateados bailoteando sobre el ring pone de pie a la multitud y el aliento brota de las cinco mil gargantas presentes. Pronto, el griterío adquiere la resonancia de una risueña sorpresa.

Nadie esperaba, al parecer, que el boxeador estelar fuese tan pequeño.

El púgil en cuestión no es otro que Junior Andrés Narváez, hijo del campeón mundial que en minutos habría de trepar al ensogado para llevar a cabo la 15ta defensa exitosa de su corona mundial de peso mosca. Vistiendo pantalones de brillantina plateada similares a los que usaría su padre momentos después, Junior, de apenas 3 años de edad, bailotea en el ring con la habilidad de un veterano, lanzando sus puños al aire en una exhibición de la habilidad con la que, algún día, intentará emular a su padre, pero que hoy es apenas una travesura de chiquilín.

En nuestra opinión, quizás su padre debería imitar ahora a su hijo y darle así un giro positivo a su ya exitosa carrera. Es que Omar Narváez, con 15 defensas en 7 años como campeón y afianzado ya como uno de los mayores boxeadores en la historia de su Argentina natal, necesita de ahora en más un desafío digno de su enorme disciplina y talento, y para eso quizás sea necesario ponerse un poquito más "travieso".

Estamos pensando, claro, en el futuro de Narváez en el pugilismo, un período que se vislumbra como muy corto dados los 33 años cumplidos por el campeón, y en el que seguramente éste intentará acumular logros que vayan más allá de los números y las estadísticas que tan favorables le han resultado hasta ahora.

Sucede que Narváez, en toda su gloria a nivel nacional en Argentina, no ha logrado aún el reconocimiento internacional que merece, o al menos no ha llegado a la exposición internacional que le hubiese significado una gloria aún mayor y una situación económica holgada a la hora de considerar lo que se vislumbra como un retiro relativamente cercano.

Las causas detrás de las magras recompensas recibidas por el titular de peso mosca de la OMB pueden ser muchas. Desde siempre, las categorías bajas han sido las menos lucrativas, y los campeonatos de los organismos rectores de mayor renombre y antigüedad (CMB y AMB, principalmente) han sido los que más dinero y atención han atraído. Es también un hecho que ciertos boxeadores nativos de países con circuitos boxísticos lucrativos (EEUU, Gran Bretaña, Japón) o de países con colonias de inmigrantes acomodados y cercanos a las mecas del juego de azar del sudoeste estadounidense (mexicanos, filipinos, puertorriqueños, etc.) siempre han logrado las mejores bolsas y la mayor exposición. Hasta ahora esas han sido las excusas para que Narváez no reciba su merecido. Es hora de que eso cambie.

Omar Narváez

Gentileza Daniel Morales

Omar Narváez lució bien en su 15ª defensa del título
Con una carrera tan consolidada y tras una victoria tan contundente, ha quedado claro que Narváez deberá arriesgar un poco más y subir la apuesta en su siguiente combate, a riesgo de quedar relegado a una mención pasajera en la historia grande del pugilismo. Para eso hace falta elegir rivales de riesgo en lugares hostiles, y aunque las opciones son variadas, el tiempo que queda no es mucho.

Desde este puesto de opinión, y quizás haciéndome eco del sentir de muchos fanáticos que quieren ver a Narváez sumando a un boxeador de renombre a su lista de víctimas, elijo echar toda la carne al asador: mi rival elegido no es otro que Jorge El Travieso Arce.

Esperen, no llamen a la ambulancia del manicomio todavía. Por alocado que parezca mi análisis, es fácil de avalar con argumentos lógicos.

Tras su derrota ante Darchinyan, Arce estará buscando un boxeador de prestigio ante quien reconstruir su buen nombre, pero sin arriesgar demasiado. La idea de que un boxeador de un peso inferior suba a enfrentarlo en el peso súper mosca seguramente seducirá al ex campeón mexicano, y los escasos nocauts anotados por Narváez pueden ser vistos como otro atractivo más. El status de campeón en actividad con muchas defensas completaría el señuelo: si pierde, Arce lo haría ante un campeón establecido y por eso podría disfrutar del beneficio de la duda durante un día más, mientras que si gana lo hace ante un boxeador probado y no ante un retador de segunda línea buscando trepar en las clasificaciones.

Para Narváez, en mi opinión, esta sería la pelea de ensueño. El temible estilo agresivo del Arce de antaño se ha visto debilitado últimamente, y aún si su poder de pegada estuviese intacto Narváez no tendría problemas en llevarlo a la distancia, donde su estilo más activo y prolijo le ha rendido suculentos dividendos en las tarjetas durante toda su carrera.

Más aún, Narváez podría esperar que Arce sea el agresor en una pelea en la que el objetivo del mexicano será probar ante sus fanáticos que puede lucir bien (tarea ardua ante Narváez) y ofrecer peleas excitantes. Este estilo le viene como anillo al dedo a Narváez, un boxeador ágil de gran defensa pero que no rehúye al combate y que se siente tan cómodo en el ataque incesante como en el metódico y paciente contragolpe. Finalmente, el atractivo principal de pelear con Arce es que ha quedado ampliamente evidenciado que no tiene idea de cómo pelear contra un zurdo. Nadie se lo ha enseñado, o no lo ha querido aprender, o quizás es demasiado confiado como para hacer ajustes en su estilo al enfrentar a un zurdo. Lo cierto es que allí Narváez tendrá (siempre desde mi punto de vista) una oportunidad de incomodar a su rival y de imponerle su ritmo y estilo de pelea.

De todos los combates posibles, es quizás éste el que más beneficios y menos riesgos le implica a Narváez. Al subir a súper mosca, su título no estaría en juego, y podría bajar de peso luego de la pelea para volver a refugiarse en su faja, gane o pierda. Si triunfa, empero, estaría logrando una victoria ante uno de los boxeadores de mayor renombre en la actualidad en los pesos bajos, y se posicionaría para combatir por algunos de los títulos que Vic Darchinyan seguramente dejará vacantes en ese peso superior para dar el salto a la categoría gallo. De más está decir, claro, que el combate con Arce le daría a Narváez una recompensa económica que hasta ahora le ha sido esquiva, y lo posicionaría para combates aún más lucrativos, especialmente si triunfa o aún si pierde dignamente tras una gran actuación. Los ejemplos abundan en este sentido. El compatriota de Narváez, Jorge "La Hiena" Barrios, acrecentó su valor de mercado con una derrota muy digna tras una gran actuación ante Acelino Freitas, que luego lo posicionó en el nivel internacional y disparó su carrera a nuevos niveles. No hay motivos para pensar que esto mismo pueda ocurrirle a Narváez, un púgil enormemente más talentoso y disciplinado que Barrios y con serias posibilidades de triunfar ante el actualmente devaluado Travieso.

El desafío está lanzado. Sea quien sea su rival, es hora de que Narváez arriesgue su arduamente logrado prestigio en una pelea que, según es mi apuesta, le dará nuevos bríos a una carrera que está en su punto más alto pero que tiene, indudablemente, espacio para crecer.